domingo, 14 de septiembre de 2008

El canto de las sirenas: quiero lanzarme al agua (1)

Estas notas que incluyen reflexiones sobre las relaciones de pareja están dirigidas a las personas (ni hombres ni mujeres) que han sentido, alguna vez en su vida, que su corazón está en otra parte.


Querías encontrarte con alguien y sucedió. Empezaste a disfrutar del encuentro, se están conociendo y de repente:

- No es posible que esta relación continúe como va, debo irme a buscar mi destino (otras personas, otro trabajo, otro lugar), no sé que quiero, me encantaría encontrarte a mi regreso.

Y ante semejante declaración.. ¿qué puede un ser humano hacer sino desear buena suerte y decir que sería fantástico volverse a encontrar en unas condiciones más favorables? Claro, también se puede amenazar, patalear, gritar, romper, putear. Igual no servirá y tampoco sabemos si nos volveremos a ver, si esta tierra que da tantas vueltas sobre su mismo eje nos verá reunirnos de nuevo y menos aún podemos asegurar qué sentiremos el día que aquello ocurra. Se irá, entonces… ¡Buena Suerte!

¿Cómo quedas? Mil preguntas surgen: ¿por qué en la búsqueda de su destino no puedo estar yo? ¿Qué es el destino? ¿Qué espera encontrar que no puede compartir conmigo? ¿Por qué cree que en mi vida no sucederá nada mientras está ausente? ¿Cómo puedo asegurar que mi destino no está en otra parte? ¿Y si no regresa? ¿Y si cuando regrese me conmueve más una nueva flor en mi jardín? Y no hay respuestas… solo se fue, ese es un hecho concreto. ¡Bienvenida la soledad!

Ahora que no está empiezo a ensayar posturas, actitudes, generalmente reacciones. Me enojo: es egoísta, es pusilánime, es cobarde… mejor que no vuelva. Me entristezco: es un encanto, es la alegría, la compañía, el amor, la posibilidad de una pareja. La nostalgia me invade… ¡Ojalá regresara! Me desanimo: no sé dónde está, ni con quién, ya no recuerdo sus ojos, su tono de voz, sus manos…Ya no sé qué quiero! ¡Bienvenidos los cambios!

El tiempo ha transcurrido y el espejo ha visto de nuevo mi belleza, mi sonrisa ha asentido. También la han visto otras personas y tal vez una en especial con quien voy al cine con frecuencia desde hace algunas semanas… ¡Buena Suerte para mí también!
Mientras ojeo la cartelera de cine en el periódico y bebo mi café matutino en mi nuevo lugar favorito…le veo caminar hacia mí pero tampoco ha notado que soy yo, se ve diferente, pienso que también lo estoy, me ve y responde a la sonrisa que se instaló en mi cara sin pedir permiso. Suspiro hondamente, la curiosidad me alcanza. Después del saludo de rigor preguntaré cómo va su destino...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El destino no va, viene, y puede estar frente a sus ojos.

Anónimo dijo...

Todos mis caminos son de regreso, dijo alguien... y entonces?